sábado, 2 de agosto de 2008

Alfonsina Storni




Te vas, Alfonsina, con tu soledad...










EL ENGAÑO

Soy tuya, Dios lo sabe por qué, ya que comprendo

que habrás de abandonarme, fríamente, mañana,

y que bajo el encanto de mis ojos, te gana

otro encanto el deseo, pero no me defiendo.


Espero que esto un día cualquiera se concluya,

pues intuyo, al instante, lo que piensas o quieres.

Con voz indiferente te hablo de otras mujeres

y hasta ensayo el elogio de alguna que fue tuya.


Pero tú sabes menos que yo, y algo orgulloso

de que te pertenezca, en tu juego engañoso

persistes, con un aire de actor del papel dueño.



Yo te miro callada con mi dulce sonrisa,

y cuando te entusiasmas, pienso: no te des prisa.

No eres tú el que me engaña; quien me engaña es mi sueño.


"El Engaño" es la mejor respuesta que puedo encontrar para el poema "Farewell", de Neruda.





HOMBRE PEQUEÑITO


Hombre pequeñito, hombre pequeñito,

suelta a tu canario, que quiere volar...

Yo soy el canario, hombre pequeñito,

déjame saltar.


Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,

hombre pequeñito que jaula me das.

Digo pequeñito porque no me entiendes,

ni me entenderás.



Tampoco te entiendo, pero mientras tanto

ábreme la jaula que quiero escapar;

hombre pequeñito, te amé un cuarto de ala;

no me pidas más.


EL RUEGO


Señor, Señor, hace ya tiempo, un día

soñé un amor como jamás pudiera

soñarlo nadie, algún amor que fuera

la vida toda, toda la poesía.



Y pasaba el invierno y no venía,

y pasaba también la primavera,

y el verano de nuevo persistía,

y el otoño me hallaba con mi espera.



Señor, Señor; mi espalda está desnuda,

¡haz estallar allí, con mano ruda

el látigo que sangra a los perversos!



Que está la tarde ya sobre mi vida,

y esta pasión ardiente y desmedida

la he perdido, ¡Señor, haciendo versos!

Yo también he rogado a los dioses y veo que la vida se pasa entre los lobos...Penélope se ha cansado de tejer y esperarte...

FRENTE AL MAR


Oh mar, enorme mar, corazón fiero

De ritmo desigual, corazón malo,

Yo soy más blanda que ese pobre palo

Que se pudre en tus ondas prisionero.



Oh mar, dame tu cólera tremenda,

Yo me pasé la vida perdonando,

Porque entendía, mar, yo me fui dando:

"Piedad, piedad para el que más ofenda".



Vulgaridad, vulgaridad me acosa.

Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.

Hazme tener tu cólera sin nombre:

Ya me fatiga esta misión de rosa.



¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,

Me falta el aire y donde falta quedo,

Quisiera no entender, pero no puedo:

Es la vulgaridad que me envenena.



Me empobrecí porque entender abruma,

Me empobrecí porque entender sofoca,

¡Bendecida la fuerza de la roca!

Yo tengo el corazón como la espuma.



Mar, yo soñaba ser como tú eres,

Allá en las tardes que la vida mía

Bajo las horas cálidas se abría...

Ah, yo soñaba ser como tú eres.



Mírame aquí, pequeña, miserable,

Todo dolor me vence, todo sueño;

Mar, dame, dame el inefable empeño

De tornarme soberbia, inalcanzable.



Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza,

¡Aire de mar!... ¡Oh tempestad, oh enojo!

Desdichada de mí, soy un abrojo,

Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.



Y el alma mía es como el mar, es eso,

Ah, la ciudad la pudre y equivoca

Pequeña vida que dolor provoca,

¡Que pueda libertarme de su peso!



Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...

La vida mía debió ser horrible,

Debió ser una arteria incontenible

Y apenas es cicatriz que siempre duele.



Este poema me recuerda su muerte en las aguas, como una inmolación, una suerte de purificación; pero además...trae a mi mente los versos de Neruda en "Walking Around" y su "Sucede que me canso de ser hombre...Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias."

Alfonsina responde lo mismo en esos versos que son como un cuchillo de absoluta certeza, "Ese vulgar me apena, me falta el aire y donde falta quedo, quisiera no entender, pero no puedo Es la vulgaridad : Que me apena...Me empobrecí, porque entender, abruma..."

No puedo dejar de colocar este tema con Mercedes Sosa, "Alfonsina y el Mar"

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