Ú L T I M A S C A R T A S D E S D E L A L O C U R A
ARLES (octubre de 1888-Mayo de 1889)
Mi querido Théo:
Gracias por tu carta; pero mira que esta vez he
languidecido; mi dinero se había terminado el
jueves, así que hasta el mediodía del lunes, resultó terriblemente largo.
Durante esos cuatro días he vivido
principalmente de 23 cafés y del pan que todavía
tengo que pagar. No es culpa tuya; si la hay es mía.
Porque he estado desesperado por ver mis cuadros
enmarcados y he pedido demasiado para mi
presupuesto, ya que el mes de alquiler y la criada
también había que pagarlos. También aun hoy,
volveré a arruinarme, porque debo comprar la tela y
prepararla yo mismo, ya que la de Tasset no ha
venido todavía. ¿Quisieras preguntarle lo más
pronto posible si la ha enviado?; 10 metros o por lo
menos 5 de tela común a 2 fr. 50.
Pero esto me sería igual, mi querido hermano, si yo no sintiera que tú mismo debes sufrir esta presión que actualmente ejerce sobre nosotros el trabajo. Pero me atrevo a creer que si vieras los
estudios me darías la razón por trabajar
nuevo de hacer un esfuerzo sin miramientos. Ando tan metido en el trabajo, que no puedo detenerme de golpe. Queda tranquilo; el mal tiempo me detendrá aún demasiado pronto. Como ya lo hizo hoy, ayer y antes de ayer. Trata por tu parte de
ardientemente mientras hace buen tiempo. Cosa que
no ocurre en estos últimos días; el mistral
despiadado barre con furia las hojas muertas. Pero
entre eso y el invierno habrá todavía un período de
tiempo y efectos magníficos; y entonces se tratará de
persuadir a Thomas. Él hará algo siempre.
¿Sabes cuánto me queda para la semana y aún después de 4 días de rígido ayuno? Justo 6 francos. Hoy es lunes, el día mismo que recibo tu carta.
He comido a mediodía, pero esta tarde será preciso que coma un pedazo de pan.
Y todo continúa sin ninguna novedad, sea en la casa o en los cuadros. Porque no tengo desde hace
por lo menos 3 semanas de dónde sacar tres francos...
No tardes, si esto no te molesta mucho; no tardes en enviarme el luis y la tela.
He estado ocupado de tal modo desde el jueves, que de jueves a lunes no he hecho más que dos comidas, por lo demás no tenía más que pan y café, que todavía estaba obligado a beber a crédito y que debo pagar hoy. Así que si puedes, no te demores(...)
Mi querido Théo:
En fin, te envío un pequeño croquis para darte una idea aproximada del giro que toma el trabajo. Porque hoy me he vuelto a poner a la tarea. Tengo los ojos fatigados todavía; pero en fin, tenía una
idea en la cabeza y éste es el croquis. Siempre tela de
30. Esta vez es simplemente mi dormitorio; sólo
que el color debe predominar aquí, dando con su
simplificación un estilo más grande a las cosas para
llegar a sugerir el reposo o el sueño en general. En
fin, con la vista del cuadro debe descansar la cabeza
o más bien la imaginación.
Las paredes son de un violeta pálido. El suelo es
a cuadros rojos.
La madera del lecho y las sillas son de un
amarillo de mantequilla fresca; la sábana y las
almohadas, limón verde muy claro.
La colcha, rojo escarlata. La ventana, verde.
El lavabo, anaranjado; la cubeta, azul.
Las puertas, lilas.
Y eso es todo -nada más en ese cuarto con los
postigos cerrados.
Lo cuadrado de los muebles debe insistir en la
expresión del reposo inquebrantable.
Los retratos en la pared, un espejo, una botella y
algunos vestidos.
El marco -como no hay blanco en el cuadro - será blanco.
Esto, para tomarme el desquite del reposo forzado al que me he visto obligado.
Trabajaré aún todo el día de mañana; pero ya ves qué simple es la concepción. Las sombras y las
sombras proyectadas están suprimidas; ha sido
coloreado con tintes planos y francos como los
crespones. Esto va a contrastar con, por ejemplo,
La diligencia de Tarascón y el Café nocturno.
No te escribo más porque voy a comenzar mañana muy temprano, con la fresca luz del amanecer, para acabar mi tela.
No te olvides de darme noticias de cómo van los colores.
Espero que me escribirás uno de estos días.
La próxima vez te haré un croquis de otras piezas.
Un apretón de manos.
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